Y aquí estamos otra vez de viernes y con ganas de sesión de Maestro!
En esta ocasión, nuestro Maestro le dió un toque cítrico que no dejó indiferentes a nuestro paladares caprichosos.
Suponemos que el primer paso lo tenéis aprendido ya: colocamos la masa en el horno precalentado.
Mientras, puedes rallar la piel de un limón y reservarla, conoces nuestro incondicional rallador microplane?
Seguimos la tendencia de pizza blanca, nuestro amigo tomate hoy se queda en la alacena! Eso sí, para darle sabor a nuestra base, pocharemos abundante cebolla para colocarla como primera capa sobre la masa.
Cortaremos finas rodajas de calabacín y colocaremos sobre la masa la cebolla pochada y las rodajas de calabacín. Para precocer un poco el calabacín, nosotras utilizamos el comodín de Lékué para cocinarlo al vapor unos minutos y así reducir el tiempo de cocinarlo en una sartén…. Cuando llegan ciertas horas el viernes sólo deseamos sentarnos en la mesa y disfrutar de nuestra nueva creación! Lo horneamos todo unos minutos más hasta que la masa esté bien dorada.
Una vez todo esté listo, sólo queda colocar trocitos de Gorgonzola, que sólo con la temperatura de la pizza ya conseguiremos que se derrita sin necesidad de volverla a poner en el horno. Espolvoreamos un poco de romero (si es fresco todavía mejor) y la ralladura de la piel de limón.
Buon appetito!