Hoy venimos con una clásica receta que ha visitado mucho nuestra cocina estival. Aunque su aspecto es pálido y a veces tildado de soso, desmentimos la primera impresión pues ésta batalla con el intenso sabor que consigue una vez emplatado.
El método de cocinar a la sal tiene ya muchos años, incluso siglos, cuando los pescadores cocinaban el producto recién pescado sobre una piedra calentada por el fuego que encendían en el mismo barco. Se fue extendiendo por todas las costas, ya que es simple, rápido y con un resultado exquisito. En las costas de Murcía, por ejemplo, es una receta tradicional.
Y aquí os dejamos nuestras pautas y consejos:
- La clave del éxito es usar pescado muy fresco, su carne es mucho más jugosa. Adivinas a quién se lo encargamos siempre que queremos asegurar tener una pieza importante? Edgar nos aconseja según los comensales cual es la mejor opción: dorada o lubina… sea cual sea nosotras siempre la preferimos salvaje!
- Pide la pieza entera pero sin vísceras. Es importante mantener las escamas, pues protegen de las altas temperaturas y evitan que la carne quede seca.
- Of course, usar sal gruesa de cocina. Cubrir con una capa la bandeja de horno, colocar el pescado y cubrirlo hasta que quede totalmente escondido entre la sal. Puedes mezclar la sal con alguna hierba aromática que te guste: romero, tomillo, perejil, eneldo…
- Vaporiza cada capa de sal con agua para conseguir que quede más compacta.
- El tiempo depende del tamaño del pescado, una relación orientativa sería 30-40 minutos de cocción para 1 kg de pescado.
Para maridar hay un factor imprescindible, no altera el producto pero multiplica su encanto: este es un buen aceite de oliva.
- Para darle un toque especial descubrimos este aceite Arbequino al humo de roble de Castillo de Canena. Una auténtica delicia!